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“Humano” de Fabiola Cedillo

El proyecto de “Humano“ de Fabiola no me es desconocido, lo sigo desde hace tiempo. Supe su nombre cuando quedó seleccionado para una exposición colectiva en Italia realizado por PHMuseum. No poco tiempo más tarde vi que Fabiola invitaba a la inauguración de la muestra individual de “Humano” en el Museo Pumapungo en Cuenca. Recuerdo en ese post comenté que ya quería ver la muestra en Quito . Y así era, tenía muchas ganas de ver cómo el proyecto había madurado desde los primeros vistazos y acercamientos que Fabiola compartía con nosotros sus seguidores en Instagram y la manera en la que lo traducía a una muestra. Llegó la noche de la inauguración y me apresuré a verla. Hoy vuelvo para hacer su reseña y compartir con ustedes mis impresiones.

Nos recibe la primera de las dos salas que conforman la muestra. Una sala relativamente pequeña con paredes negras que nos enfrenta a un collage de recortes de imágenes de revistas, libros, folletos, etc. El colllage nos presenta a la reproducción humana como la relación casi opuesta entre: los deseos humanos (de hijos, por prevalecer, sexuales, sociales, amorosos) caóticos e impredicibles y la Biología ordenada y estricta como buena ciencia. Pero al final; esta tensión/relación se resume, en el fondo, a dos organismos vivos siguiendo las leyes naturales de multiplicación celular. 

Las fotos antiguas a la derecha de niñas con sus muñecas me recuerda al trabajo de Marcela Bruna “Todas Íbamos a ser” sobre la imposición a las mujeres del papel de cuidadoras de la crías de nuestra especie (lo deseemos o no). Pero no encuentro relación directa de esta idea con el collage. No me mal entiendan, si encuentro pertinencia de las imágenes dentro de la muestra simplemente no aquí. 

En la segunda sala nos recibe una pared blanca con la doctrina Cristina:

Cita que a mi cabeza trae directamente el problema de la sobre población del planeta y el desbalance con la reposición natural de recursos necesarios y no tan necesarios para nuestra supervivencia. 

Las dos imágenes con las hierbas a la mitad me encantan (imagen arriba). Me hablan de la ilógica separación ciencia y naturaleza, y nosotros como naturaleza. Esta imagen en conjunto me dice: nosotros somos naturaleza y la naturaleza es ciencia. 

 

Antentepuesta a esta pared la que llamaré la pared de la vanidad. Que nos muestra el juego de seducción en el que nos vemos arrastramos siempre que tenemos que hablar de buscar pareja para procrear. 

Creo que más cerca a esta pared habría colocado el “sígueme, sígueme“ que está en la mesa al otro lado de la sala.

Por un instante hasta me vi tentada a girar la mesa para hacer la foto. Es decir; me habría gustado que el montaje me permita ver estas imágenes juntas ya que la conexión entre ellas me parecía muy en sintonía con el humor que maneja Fabiola Cedillo en todos sus trabajos. 

Centímetros más adelante tenemos el espacio de “ lo que ha unido Dios, no lo separe el hombre”. Es decir; la sección de la muestra que nos enfrenta a imágenes y objetos para que nos cuestionemos el papel protagónico de la religión en la creación de todo el ideario (más constrictivo para las mujeres obviamente) del matrimonio, el deseo del “happily ever after“, y la virginidad ( simbolizada en todo vestido blanco), la frivolidad del deseo de diamantes como símbolo de ese “por siempre” y mi parte preferida de esta sección el libro antiguo (como esperanza que es cosa del pasado) abierto en el apartado de “¿Qué características debe tener una mujer para ser buena esposa?“ 

Siguiente sección; y aquí me pregunto si no habría sido mejor crear un recorrido más orgánico con una separación física entre secciones. En otras palabras, ¿Fue la mejor decisión dejar esta sala toda abierta? Bueno volvamos al recorrido… sección que llamaré cuestionamiento sobre el acto de “creación”. 

Un microscopio con vaso petri (seguro con óvulos o espermatozoides, o ambos) casi, casi custodiados por la imagen colonial de la virgen/madre/María 

La diferencias de altura sutil me parece una decisión brillante. 

Alado de éste díptico, finalmente el papel del hombre (obviamente) más ligero, libre y brioso: fluido. 

Y está pared (imagen abajo) no es que no me guste, justamente es eso lo que me chirría, gusta pero parece que la disposición de las imágenes y objeto fueron dictadas en mas medida o únicamente por estética. Entiendo que debería ser la pared de la “Artificialidad”, pero el ácido fólico me saca de ahí y me lleva al embarazo. Y me cuesta volver, pero regreso a la ficcionalidad a la que evidentemente Fabiola nos quiere llevar de aquí en adelante. 

Creo que el clímax de esta ficcionalidad, humor, y todo eso que me gusta del trabajo de Fabiola está aquí (imagen inferior), porque el tamaño de este maletín con el brillo en el lugar exacto, me cambia la escala, me señala que la vida de un ser humano (incluso la mía) en cierto momento cabe en un maletín o una urna.

La muestra cierra con la encuesta que nos cuenta por dónde se está dirigiendo el proyecto su autora. Literalmente nos extiende sus cuestionamientos sobre el tema. Además; la pared contrapuesta es una conjunto de imágenes que nos hablan de muchas cosas y apuntan a varios lados como las preguntas que se nos está haciendo. Hablan de la ternura, de la violencia de los procesos de concepción asistida, de la frialdad vs la ternura con la que la fecundación humana puede darse. En conclusión me parece la manera perfecta de cerrar la muestra de tan tremendo proyecto que para mí es Humano.

¿Y a ti cuáles son las impresiones que te dejó esta muestra? ¿compartes mis apreciaciones? Abajo te dejo espacio para que me cuentes. 

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